miércoles, 8 de julio de 2020

Una plaga arrasa con gran cantidad de pinos en dos parques de Getafe

Desde hace años los vecinos nos llevamos quejando de la mala gestión y, en muchos casos también, de la falta de gestión en los espacios verdes de Getafe:
  • Falta de desbroces: numerosas zonas de Getafe son el paraíso de la mala hierba.
  • Podas irracionales que convierten a los árboles de sombra en esqueletos mutilados que no dan sombra.
  • Mal mantenimiento de los árboles plantados, a los que no se les pone tutores en muchas ocasiones, no se protege su corteza de la aparición de grietas de desecación por calor, no se les riega suficientemente y se les deja morir un año tras otro.
  • Riego deficiente en muchas zonas ajardinadas, que causa un estado raquítico de la vegetación, la muerte de numerosos arbustos o el amarilleado del césped.

Dentro de esta mala gestión también está la falta de tratamiento de distintas plagas y enfermedades. Una de estas plagas, la del insecto perforador Tomicus, se ha cebado recientemente en las especies más rústicas y resistentes de nuestros parques, los pinos mediterráneos. En Getafe se plantan principalmente dos de ellos, el pino carrasco (Pinus halepensis) y el pino piñonero (Pinus pinea). El primero es el más resistente a la sequía de todos los árboles peninsulares, después de las sabinas y los enebros (género Juniperus), pudiendo vivir con 300 mm de lluvia al año. El segundo es menos tolerante a la sequía, aunque también crece en el ambiente mediterráneo, en zonas donde llueve menos de 450 mm anuales.

Hay varios factores que debilitan a los pinos a pesar de su extremada rusticidad, entre ellos la propia sequía. En los últimos años las sequías han sido cada  vez más frecuentes e intensas debido al calentamiento global. Por otro lado, al ser los pinos especies que precisan de mucha luz para  vivir (especies heiófilas o amantes del Sol), la elevada densidad de las plantaciones artificiales también hace debilitarse a los pinos dominados por otros de mayor tamaño. Otros factores debilitadores son los fuegos, que eliminan parte de la copa y dañan la corteza, el viento que los tuerce y daña las raíces, o distintas plagas y enfermedades.

Cuando dentro de un rodal de pinos alguno se encuentra debilitado por cualquiera de las causas anteriores, se convierte en más vulnerable a plagas y enfermedades. Los agentes patógenos (bacterias, virus, hongos o insectos), normalmente viven dentro de las poblaciones de árboles en cantidades pequeñas, lo cual impide que causen daños graves. Si las poblaciones de patógenos crecen debido a que atacan a numerosos individuos debilitados, entonces pueden volverse lo suficientemente grandes como para atacar a individuos (árboles) sanos.

Ataque a los más débiles, contagio y extensión de la plaga a toda la población, así son todas plagas, como lamentablemente hemos tenido ocasión de comprobar recientemente. Por eso nos tuvimos que confinar, para evitar el contagio, y por eso se tuvo que aislar a los contagiados. En el caso de los árboles, que no se pueden mover, el aislamiento consiste directamente en la eliminación de los árboles enfermos, antes de que contagien a los de alrededor.

La falta de gestión ha ocasionado que en el Parque de la Alhóndiga haya zonas donde prácticamente no hay árboles mientras en otras los árboles están apelotonados. Esto responde a una alta densidad de plantación inicial, para que los árboles cubran rápidamente el terreno. Posteriormente, a lo largo de los años, la plantación debe aclararse, algo que no ha ocurrido. Otra de nuestras grandes zonas verdes getafenses, el cerro de los Ángeles, sufre el mismo problema. Esta alta densidad de árboles, unido a las sequías de los últimos años pueden haber sido los catalizadores de la plaga.

Fotografía aérea del parque de la Alhóndiga, donde se aprecia la escasa cobertura arbórea de la mayoría de su superficie aunque hay algunas zonas de pinar denso. Las correspondientes al pino piñonero se han visto afectadas por la plaga de Tomicus.

El insecto Tomicus es un coleóptero (escarabajo) de la familia de los escolítidos (perforadores) de unos 4-5 mm de longitud  y de color oscuro. Las larvas alcanzan un tamaño similar y tienen un color blanquecino. La hembra realiza galerías por debajo de la corteza que provocan exudaciones resinosas muy características, síntoma claro de la plaga. Esta producción de resina es una respuesta de defensa de los pinos al ataque del insecto y, en ocasiones, consiguen impedir su entrada. Al final de estas galerías crean una cámara donde ponen los huevos en varias puestas, desde otoño a primavera.

Tomicus y detalle de las perforaciones en un pino piñonero del parque de la Alhóndiga, algunas con exudaciones de resina

Los daños producidos al árbol por los adultos tienen lugar principalmente en las ramillas terminales, donde se alimentan antes del apareamiento y la puesta de los huevos. Por su parte, las larvas son las que más daño causan al árbol al realizar túneles en el floema, tejido localizado debajo de la corteza por donde circula la savia elaborada. Cuando la población de larvas es muy grande, la cantidad de túneles que realizan es tan alta  que se llega a impedir completamente la circulación de la savia, ocasionando la muerte del árbol. Este empieza primero con el amarilleamiento de determinadas partes de la copa, después todas las hojas se vuelven amarillas y finalmente rojizas, señalando la muerte del árbol.

Hay que estar por tanto atento a todas estas señales de la actividad de este insecto para tratar de detectar la plaga: presencia de ramillos terminales secos, ramillos secos perforados en el suelo, copas que empiezan a amarillear por la actividad de las larvas en el floema y copas completamente rojizas o marrones.

Ramas terminales afectadas por la fase adulta de Tomicus. En el árbol estas ramas amarillentas aparecen salpicadas dentro de la copa. Cuando se secan completamente se pueden recoger del suelo y observarse los agujeros de estos insectos perforadores.

Cuando la larva termina de crecer forma una nueva cámara donde permanece en estado de pupa hasta que se convierte en adulto. Estos emergen por los agujeros de resina y se dirigen hacia los ramillos terminales donde se alimentan hasta alcanzar su madurez de apareamiento, empezando nuevamente el ciclo. La aparición de los adultos comienza en el mes de abril y puede continuar hasta julio.

Izquierda pupa de Tomicus y derecha detalle de los túneles larvarios, en dos pinos piñoneros del parque de la Alhóndiga. La típica forma de los tuneles, en espina de pez, se debe a que el adulto realiza el túnel central y, a partir de éste, las larvas escavan otros en sentido perpendicular.

Este es un resumen abreviado del ciclo del insecto que apunta cuales deben ser los métodos de lucha contra él. En primer lugar se debe evitar a toda costa la existencia de lugares donde pueda iniciarse el ataque de la plaga, como son restos de madera de podas o clareos. Por supuesto, deben de eliminarse todos los árboles muertos, permaneciendo el menor tiempo posible en el pinar. También se debe evitar la presencia de pies debilitados mediante claras.

Cuando el ataque está muy extendido se pueden aplicar tratamientos químicos con diferentes productos específicos. También se utilizan trampas de feromonas, localizas a 50 m de distancia unas de otras, dando una densidad de 4 trampas por hectárea. Éstas se colocan antes del primer vuelo de los insectos, que como hemos dicho se inicia en abril.

Pinos afectados por la plaga en la zona de pinos piñoneros de al lado del hospital de Getafe. Los superiores completamente secos. El inferior de la derecha, debilitado por haber sido torcido por el viento, está comenzando a verse atacado por los insectos. En la foto inferior izquierda trampa de feromonas mal colocada, con la tapa superior cerrada, por lo que no cumple la función de atrapar al insecto. Se localiza en la zona del pinar del límite sur del Parque de la Alhóndiga.

La trampa de feromonas de la fotografía superior se colocó en el pinar del lado sur del parque de la Alhóndiga, donde murieron gran cantidad de pinos por la plaga, como se ve en la siguiente secuencia de fotografías aéreas, correspondientes a los años 2005, 2017 y 2019. 


Pinos de la zona sur del Parque de la Alhóndiga, la más afectada por la plaga en el parque. A día de hoy todavía hay pinos atacados por el insecto.También existen zonas con una elevada densidad de pinos que favorece la aparición de árboles débiles más susceptibles de ser infectados.

En la serie de fotografías aéreas anteriores se aprecia el carácter contagioso de la plaga. Si no se eliminan rápidamente los árboles infectados, se produce una gran reducción de la densidad del pinar pero en zonas localizadas. Como no se ha actuado a tiempo, lo mismo que ha pasado en la zona de pinar del lado sur está sucediendo en el pinar pegado al hospital, como se ve en las siguientes fotografías.

Zona de pinar del Parque de la Alhóndiga pegada al Hospital. En la primera fotografía se observan las copas marrones de los pinos afectados y en la segunda los claros originados por su muerte.

La plaga de este insecto ha afectado solamente a los pinos piñoneros del Parque de la Alhóndiga, probablemente por ser menos resistentes a la sequía y estar más débiles que los pinos carrascos. Sin embargo en el cerro de los Ángeles ha afectado a pinos carrascos. Fue en este parque donde primero se detectó la plaga y el servicio de parques y jardines trató de controlarla pidiendo ayuda a los técnicos de plagas forestales de la Comunidad de Madrid. Estos le aconsejaron en 2006 que pusieran trampas para controlar las poblaciones de Tomicus (ese mismo año se instalaron 45 de estas trampas). En la actualidad se pueden observar numerosos árboles afectados en el Cerro de los Ángeles, así como otros muertos que no han sido retirados, con lo que esto supone para la extensión de los insectos así como el peligro de derrumbe sobre caminantes que circulen por el parque.

Pinar de pino carrasco del Cerro de los Ángeles. A pesar de presentar árboles muy vigorosos, situados en la periferia del monte, donde reciben más luz, las zonas del interior, excesivamente densas, tienen árboles debilitados, muchos afectados por la plaga de Tomicus y muchos derrumbados por el viento tras haber muerto por la plaga.

Resulta desalentador ver como año tras año la mala gestión de los espacios verdes de nuestro municipio, los deja cada vez con menos árboles. En el caso las zonas de pinar del Parque de la Alhóndiga, las actuaciones serían sumamente sencillas, únicamente eliminar los pies afectados por Tomicus y disminuir la densidad en algunas zonas de pinar. Lo mismo habría que hacer en el Cerro de los Ángeles, aunque en ese caso la extensión es mucho mayor. La colocación de trampas de feromonas también ayudaría a controlar la población de insectos.

Otro de los problemas de los que adolecen estas como otras muchas zonas de pinar artificial, tanto de parques urbanos como de repoblaciones en zonas rurales, es la extremada simplicidad del bosque, ya que normalmente solo tienen una especie. La simplicidad en la comunidad vegetal también significa una simplicidad en las comunidades animales. Entre estas podría haber pájaros comedores de insectos que, hasta cierto punto, podrían mantener las poblaciones de insectos patógenos en niveles más bajos.

Una manera de diversificar las repoblaciones de pinos es la plantación de otras especies como pueden ser encinas, coscojas, cornicabras, labiérnagos, jazmines silvestres, aladiernos, jaras y jaguarzos, romeros, etc. Todas estas también son especies mediterráneas que crecen de forma espontánea en los pinares y encinares naturales que existen en nuestra región. En el cercano término de Torrejón de Velasco, en el monte público Bomberos de Castilla, que es un pinar de repoblación de pino carrasco, se están plantando muchas de estas especies desde hace varios años y muchas de ellas ya se están reproduciendo de forma natural y extendiéndose por el resto del pinar. De esta forma, a la larga, se conseguirá un bosque mixto diverso en vegetación y también en fauna, más resistente a perturbaciones por plagas, sequías, u otros factores.


Plantaciones de diversificación vegetal en el pinar de pino carrasco Bomberos de Castilla, localizado en Torrejón de Velasco. Con estas plantaciones se conseguirá en el futuro un monte de mayor diversidad específica y estructural, mas resistente a perturbaciones como plagas y enfermedades.




No hay comentarios:

Publicar un comentario