domingo, 20 de febrero de 2011

Podas en el barrio de Salamanca

Aprovechando el espacio urbano

Frente a las podas dramáticas de Getafe, hay otros lugares donde el respeto a los árboles es mucho mayor. Sus copas se dejan crecer sin limitar drásticamente su desarrollo. También en las calles estrechas donde, supuestamente, no existe espacio suficiente para la mayoría de nuestros árboles.
Así sucede por ejemplo en la capital madrileña, donde un buen ejemplo lo constituye el barrio de Salamanca. La observación de su arbolado viario reconforta a los que nos preocupa tanto la salud del arbolado urbano que, al fin y al cabo,  es nuestra propia salud.
Una gran parte de los árboles de las calles de este barrio alcanzan gran tamaño. A veces son tan altos como los propios edificios, que poseen cinco o seis plantas. En las calles más estrechas, con un solo carril para la circulación de vehículos y una  o dos filas de aparcamientos, podría parecer, en principio, que árboles como las falsas acacias (Robinia pseudoacacia), las acacias del Japón (Sophora japonica) o los olmos (Ulmus pumilla), no podrían desarrollarse. Los que alcanzan mayor tamaño son estos últimos que, conforme van creciendo, se tuercen hacia el centro de la calle para acceder a más luz. Estos árboles son los menos frecuentes en las calles estrechas, precisamente porque se conoce la energadura que alcanzan.
Pero incluso los olmos pueden ser tratados con dignidad por los jardineros en estas calles, dejándoles desarrollar amplias copas, como muestra esta fotografía:

Algo parecido ocurre con los plátanos de sombra (Platanus hispanica), que también alcanzan grandes tallas. Conocida su envergadura, raramente se les encuentra en calles estrechas. En las calles anchas los plátanos presentan amplias copas y las podas realizadas son solamente de limpieza o de ligera reducción de copa en las partes próximas a los edificios, como se observa en la calle de Serrano:

En los mayores espacios, como el Paseo de la Castellana, los árboles adquieren todo su esplendor, y sus portes en nada desmerecen los del propio Parque del Retiro.


En las calles estrechas predominan falsas acacias y soforas, que ofrecen una agradable sombra y frescor en verano. Son árboles de menor envergadura y que presentan un porte  bastante "natural". Con su estructura enriquecen el paisaje urbano y embellecen este barrio que aún conserva castizos edificios.

Las podas realizadas a estos árboles parecen seguir el manual del buen podador. Raramente eliminan más de la cuarta parte de la copa, las ramas cortadas son de poco grosor y dejan bastante ramaje fino al árbol. Para un profano perfectamente podrían pasar desapercibidas. 

Una observación a mayor detalle permite ver los cortes de poda y las pautas seguidas por el podador. Se mantiene la estructura básica del árbol, dejándole crecer en altura.  Todo corte deja por delante una rama más fina, un tirasavias. De esta forma, desde las primeras bifurcaciones del árbol, de donde salen las ramas más gruesas, se va pasando progresivamente hasta las ramas más finas, con las que finaliza la copa del árbol, tanto en altura como en los laterales.

Está claro que el tipo de poda que se practica en nuestras ciudades puede engrandecerlas y embellecerlas, favoreciendo que los árboles ofrezcan su mejor aspecto. Al final es una cuestión de decisión por parte de las Administraciones, porque existe la tecnología y los conocimientos suficientes para que la práctica de la poda se haga de forma correcta. Si no se realiza es por desidia y despreocupación de los gestores. 
Podemos tener calles con grandes espacios pero con los árboles desmochados o calles estrechas donde se ha dejado a los árboles desarrollarse. En estas dos fotografías, que se comentan por si solas, los árboles han sido podados durante este mes (a la izquierda Getafe y a la derecha Madrid). 




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